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"En eso de que uno ame más y el otro sea indiferente hay algo bello, conmovedor y poético."
Después del teatro, Antón Chéjov.

Las palabras me dicen a mí, me señalan.
No pretendo esconder nada, quiero contemplar la oscuridad como un lugar para el conocimiento, cerrar los ojos un poco para saber si lo que estoy viendo es cierto.
Quiero cursivar mi cuerpo. No convertirme en sal y gritar mi nombre, mirar bajo la piel y entre la carne, quedar viva y expuesta bajo el foco de mi propia mirada.
Quiero querer. Aquello que no se nombra no existe y aquello que se nombra erróneamente se transforma. Cursiva mi nombre y desplaza mi cuerpo porque gustatzen zait mazo.

Este proyecto se propone como una relectura especulativa en busca de las composibilidades virtuales de la novela La plaça del diamant de Mercè Rodoreda. Partiendo de este punto, como resultado del late motiv del proyecto, se trabaja la hipótesis de la oscuridad como espacio para el conocimiento desde Visión periférica. Ojos para un mundo común de Marina Garcés, se acuña el término cursivar como una nueva posibilidad de movimiento a través de Mercè Rodorerda Gurguí (1908-1983). Una literatura que ayuda a vivir de Fina Llorca Antolín y se analiza la idea de la pérdida del nombre como primer peldaño para un posible cambio mediante Ser o no ser (un cuerpo) de Santiago Alba Rico. A través de una investigación teórico-práctica durante una residencia en la Fundación Bilbaoarte se desarrolla un proyecto titulado Las palabras me dicen a mí, me señalan donde se ponen en relación el cuerpo y su carne, la oscuridad y la mirada, la palabra y el nombre.

Estas tres líneas de trabajo y sus producciones materiales se desarrollan, se cruzan, se esconden y acaban uniéndose en una reflexión acerca de los motores de movimiento de los cuerpos y de cómo estos se ven imantados los unos con los otros, los míos con los tuyos.

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