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            >cartel 
Pared frontal al fondo en el lado izquierdo de esta sala; se encuentra fotografía de tamaño mediano nombrada como cartel. 
Toda obra de teatro tiene su cartel. El público no puede ser menos y Desde donde escribo tampoco. 
Tras la acción de empapelar las calles de Bilbao con esta imagen, con la idea de reflexionar sobre un detonante ralentizado, una señal infraleve que nos comunica sin palabras, nos advierte, que algo está por llegar, se saca un único cartel de todos los que se han distribuido y se trae a la sala. 
El teatro bajo la arena entierra la verdad, Desde donde escribo invierte el sentido de dentro afuera del teatro clásico y trae el cartel de la obra al interior de la sala con sus consecuencias de estar en el exterior, a la intemperie para que así se relacione con un nuevo teatro. 
Cartel es el síntoma de que va a acontecer una danza, actúa como imán para desplazar los motores de movimiento de los transeúntes que por la calle lo pueden ver. 
De igual manera, el cartel priva de toda información a su visor, no dice palabra alguna pues no es necesario, con que la imagen apele al cuerpo será suficiente para detonar un movimiento. 
Si Cartel es el síntoma, el teatro es la enfermedad. 

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